En medio de las sabidas tensiones entre los miembros del Mercosur, Uruguay definió este martes no acompañar la declaración conjunta realizada al término de la cumbre que se celebró en Puerto Iguazú, en Argentina. De esta manera, ni el presidente Luis Lacalle Pou ni el canciller Francisco Bustillo respaldaron el documento que sí cuenta con la firma del mandatario argentino, Alberto Fernández; de su par brasileño, Lula da Silva; y del homólogo paraguayo, Mario Abdo Benítez.
El escrito se centra, principalmente, en las negociaciones en curso con las que el bloque busca lograr intercambios con la Unión Europea -algo que Uruguay criticó por su lentitud- y ratifica “el compromiso para avanzar hacia una pronta suscripción del Acuerdo para el beneficio de todas las partes y que considere sus distintos niveles de desarrollo”.
Asimismo, los firmantes “destacaron los trabajos llevados a cabo” durante el último semestre en este terreno que “permitieron abordar las cuestiones pendientes y mantener una discusión franca sobre las aspiraciones y prioridades de cada uno de los bloques” y manifestaron su preocupación por las iniciativas legislativas que puedan afectar las actividades económicas del bloque “y alteren unilateralmente el equilibrio de los términos del acuerdo concluidos en 2019″.
Uruguay, por su parte, decidió emitir una declaración independiente ya que comparte estos reclamos pero rechaza el respaldo de miembros como Brasil y Argentina al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.
“Durante el encuentro, (La República Oriental del Uruguay) renovó el compromiso con el fortalecimiento de la democracia, el estado de derecho y el respeto a los derechos humanos, y resaltó la importancia de la agenda económica, comercial, social y cultural del bloque para el beneficio de sus ciudadanas y ciudadanos”, dice el documento difundido por el Ministerio de Relaciones Exteriores.
A continuación, reiteró la necesidad de “modernizar el bloque, incluyendo la conformación de la zona de libre comercio” así como de trabajar por ello, sobrepasando las dificultades actuales.
El acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur es una de las deudas pendientes del bloque. Tras dos décadas de negociaciones, en 2019 las partes alcanzaron un pacto político general que, al poco tiempo, quedó estancado por divergencias varias. La última de ellas data de febrero y se refiere a nuevas pretensiones en materia ambiental que el viejo continente reclama a sudamérica y que éste se niega a acatar.
Uruguay, en línea con su postura aperturista al mundo, ha sido una de las principales voces críticas a los retrasos sobre este acuerdo. “Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Nosotros vamos a insistir llevando el cántaro porque no es caprichoso el planteamiento de Uruguay hacia dentro y fuera del Mercosur”, comentó el Presidente antes de insistir en que “es mejor ir juntos” pero “el inmovilismo es lo que nos preocupa”.
En ese mismo sentido, Lacalle Pou retomó nuevamente su deseo por construir lazos comerciales con China, algo que parecía avanzar pero que, incluso tras un estudio de factibilidad conjunto, Beijing decidió poner en pausa para incluir en la mesa de negociaciones a todos los aliados del Mercosur.
Por último, en cuanto al régimen de Nicolás Maduro, una de las principales diferencias que persisten entre los mandatarios del bloque, Lacalle Pou reclamó durante su alocución en la Cumbre que “el Mercosur tiene que dar una señal clara para que el pueblo venezolano se encamine a una democracia plena que hoy no tiene”.