Los guardias penitenciarios detenidos tras la fuga de ocho reclusos de la cárcel de Minga Guazú rompieron el silencio y denunciaron la alarmante precariedad del sistema de seguridad dentro del penal. Falta de insumos, escasez de personal y medidas de contención ineficaces fueron algunos de los factores que, según los detenidos, facilitaron la evasión.
Uno de los custodios arrestados, Benicio de Jesús Romero Aguilar, calificó la prisión como una “cárcel de máxima inseguridad”, revelando que apenas seis guardias eran responsables de casi 200 internos. “Se veía venir. No teníamos los recursos necesarios para contener una situación así”, aseguró.
Según sus declaraciones, las puertas de las celdas no contaban con candados adecuados y, en su lugar, se utilizaban esposas manuales para asegurar los accesos. Además, las garitas de vigilancia, por donde los reos lograron escapar, nunca eran cubiertas debido a la falta de personal.
Otro de los detenidos, Jonathan Nicolás Barúa Chamorro, encargado del monitoreo en el penal, hizo una denuncia aún más grave: “Nuestro jefe en ese momento estaba durmiendo”, sugiriendo una posible negligencia en la supervisión.
Los guardias arrestados en el marco de la investigación son José Carlos Alfonso Torres, Adrián Insfrán Báez, Benicio de Jesús Romero Aguilar, Ariel Gustavo Marecos Benítez y Jonathan Nicolás Barúa Chamorro.
Familiares piden investigar a los superiores
Ante la detención de los guardias, los familiares de los acusados exigieron una investigación más amplia que incluya a los jefes de guardia, de monitoreo y del perímetro de seguridad, asegurando que dentro de los arrestados hay personas inocentes.
Mientras tanto, las autoridades continúan la búsqueda de siete de los ocho reclusos que lograron fugarse, todos ellos considerados peligrosos asaltantes.