En la misa principal por las festividades de la Virgen de Caacupé, este domingo 8 de diciembre, la Iglesia llamó a todos los sectores de la sociedad a fortalecer la esperanza y contribuir para una vida más justa, principalmente de los más vulnerables.
En una homilía que tuvo como lema «Testigos de la Esperanza con la Virgen María y los santos», la prédica del obispo de la diócesis de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela, estuvo centrada en destacar los signos de esperanza que persisten en nuestra sociedad y en alentar a todos a un reencuentro con Cristo.
Resaltó que la esperanza es, al igual que la fe, una fuerza a veces dormida que nos lleva a esperar algo mejor. En ese sentido, instó a aprovechar el año del Jubileo 2025 para renovar la relación con Cristo y fortalecer la gracia y la esperanza que deviene de ella.
Luego de la homilía, en una carta abierta elaborada en sintonía con el mensaje del Papa Francisco, el monseñor Valenzuela se refirió a varios problemas que aquejan a la sociedad paraguaya y envió mensajes concretos a los diferentes sectores del pueblo.
En ese sentido afirmó que el año del Jubileo es una oportunidad de volver a intentar y construir entre todos la esperanza. A los jóvenes alentó a luchar con esperanza y ser protagonistas de su porvenir, así como a no sucumbir al materialismo y la corrupción.
Alentó a los jóvenes a ser protagonistas en los espacios públicos y a servir a su país con pasión, conocimiento actualizado y sobre todo patriotismo. Así también reprochó las malas prácticas en el manejo de la cosa pública afirmando que necesitamos líderes que inspiren y estén dispuestos a respetar las reglas democráticas y a cumplir los mandatos recibidos del pueblo.
Destacó, en el ámbito de la administración pública, como señal de esperanza, que hay funcionarios que se mantienen moralmente sanos en medio de una lógica de corrupción. «Somos católicos que construimos esperanza en la solidaridad, la caridad y la misericordia», dijo al alentar a los paraguayos a mantener esos valores que lo han destacado siempre.
Igualmente mencionó como «signos de esperanza» en jóvenes a los compatriotas que destacaron y alcanzaron logros que parecían imposibles en certámenes y competencias a nivel mundial.Por otro lado, se refirió al impacto de las drogas que hace que barrios enteros no puedan llevar una vida tranquila, debido a la violencia que genera el consumo y comercio de las mismas.
«No podemos permitir que se imponga una sociedad sonámbula sin esperanza, sin futuro, a causa de las drogas», afirmó en este punto.El mensaje del monseñor insistió, desde varios aspectos, en contra la corrupción en la administración pública, a favor de la justicia y una correcta distribución de los bienes económicos.