La justicia paraguaya vuelve a estar en el ojo de la tormenta tras la polémica liberación de Diego Machuca Villalba, señalado como el presunto responsable de incendiar la casa de su expareja, Marlene Benítez, mientras ella y sus hijos se encontraban dentro. El hecho, que pudo haber terminado en una tragedia mayor, dejó la vivienda reducida a cenizas y a la familia en una situación de extrema vulnerabilidad.
El fiscal Adolfo Santander tomó la controvertida decisión de otorgarle la libertad al sospechoso a pesar de la denuncia formal de la víctima, quien aseguró haberlo visto junto con un cómplice saltando la muralla de su casa antes del siniestro. “Yo me ratifiqué en mi denuncia. Vi a mi expareja y a su cómplice, ellos fueron los que quemaron mi casa”, afirmó Benítez con indignación.
Tanto ella como su nueva pareja acusaron a la justicia de estar «vendida» y manifestaron su temor por sus vidas y las de los niños. “Ahora tememos por nuestra seguridad, porque si ya intentó hacer esto una vez y quedó libre, no sabemos qué más pueda hacer”, expresó Marlene, quien además contó que tiene cuatro hijos con el sospechoso y un bebé con su actual pareja, quien la está ayudando a salir adelante tras la tragedia.
El incendio dejó daños irreparables. La familia perdió todo, y las autoridades aún no han ofrecido una respuesta clara sobre por qué se permitió la liberación del sindicado pese a la gravedad de la denuncia. La víctima anunció que seguirá insistiendo en la Fiscalía para que el caso no quede impune.La liberación de Machuca Villalba ha despertado una fuerte indignación en la comunidad y reavivado el debate sobre la protección de las víctimas de violencia de género y la impunidad en el sistema judicial. Mientras tanto, Marlene Benítez y sus hijos intentan reconstruir sus vidas con el miedo latente de que la historia se repita.
