Nelson A. Mercado, un cliente del Lago Shopping de Salemma, relató su experiencia al ser invitado a retirarse del centro comercial por estar acompañado de sus dos mascotas. Según Mercado, la situación evidencia una contradicción flagrante en las políticas del lugar, que, a su juicio, refleja una falta de coherencia y modernidad en las normativas del shopping.
“Es increíble que, en pleno siglo XXI, sigamos viviendo en un país con normas retrógradas dignas de la era de los dinosaurios”, expresó Mercado, quien se mostró indignado por el trato recibido. Según él, sus dos perros, pequeños y tranquilos, no causaban molestias a los demás clientes, pero aun así se les impidió el acceso.
La ironía de la situación no pasó desapercibida para el denunciante, quien recordó cómo los perros son utilizados en diferentes contextos sociales, como en rescates, como guardianes e incluso en terapias emocionales. Sin embargo, cuando se trata de compartir un espacio público, los derechos de los animales y sus dueños son ignorados.
Según Mercado, el mismo shopping no tiene problemas en usar la imagen de los perros para campañas publicitarias, pero rechaza a los clientes que deciden ir acompañados de sus mascotas. “Es el colmo de la incoherencia. Utilizan a los perros cuando les conviene, pero cuando un cliente real entra con su mascota y gasta dinero en sus tiendas, de repente ya no es bienvenido”, afirmó Mercado.
Además, comparó la situación con la de países vecinos, donde no solo es común que los animales acompañen a sus dueños a restaurantes y hoteles, sino que incluso existen espacios específicamente diseñados para ellos. En su opinión, esto resalta aún más la desconexión de ciertas normativas locales con las tendencias modernas y las necesidades reales de una sociedad que considera a los animales parte de la familia.
En un llamado a la reflexión, Mercado instó a que, si se van a mantener prohibiciones de este tipo, al menos haya coherencia en las políticas comerciales del lugar. “Si van a prohibirlos, al menos sean coherentes y no los usen como estrategia comercial cuando les conviene. O mejor aún, evolucionen y actualicen sus reglas para adaptarse a una sociedad que entiende que los animales son parte de la familia”, concluyó.