Una vez más la violencia se apoderó del fútbol de salón. Esta vez el bochorno ocurrió en el Polideportivo Municipal de Presidente Franco donde se jugaba la última fecha de las Eliminatorias del Nacional de fútbol de salón entre los clásicos rivales Franco y Paranaense.
Un estadio repleto de hinchas que se congregaron para el espectáculo terminó convirtiéndose en una batalla campal de la que salieron personas heridas, golpeadas y aterrorizadas por el terrible momento que tuvieron que pasar debido a los inadaptados que también se hicieron cita al partido.
El cotejo iba 2-1 a favor de los de Paranaense cuando empezaron los disturbios en el sector de graderías Norte, donde compartían ambas hinchadas, apenas separados por una valla y ocho agentes del orden, específicamente cascos azules. A falta de 3’31” para que el partido termine, se vino la debacle cuando los hinchas comenzaron a lanzarse botellas, cascotes y hasta bombas. La policía se vio rebasada porque lo que pelea continuó cuerpo a cuerpo con disparos de balines de gomas que intentaron calmar la trifulca, sin ningún resultado favorable.
En su desepero, los aficionados terminaron lanzándose a la pista de juego para intentar huir de los golpes de puños y patadas que se repartían a mansalva.
Entre la multitud, incluso hubo gente con cuchillos, demostrando la fragilidad del espectáculo que ya en lo previo se sabía que sería de alto riesgo.
Niños, jóvenes, mujeres, adultos mayores salían horrorizados del polideportivo al que llegaron con la ilusión de ver a su selección.
Así, la fiesta del salonismo terminó en un episodio bochornoso que aleja cada vez más a las familias del deporte, demostrando que efectivamente la violencia ya está enraizada en nuestra sociedad.
