Las imágenes muestran la realidad del día a día que tienen que vivir los moradores de esa zona. Los comercios se cierran a la noche y cuando quieren abrir al día siguiente, se encuentran con estas sorpresas.
Drogadictos, llamados “chyrys”, durmiendo en sus puertas. Los moradores y comerciantes de sientes impotentes ante esta situación. Las basuras y restos de drogas que utilizan se quedan así en las veredas, en un lugar donde hasta hace poco, era uno de los sitios privilegiados para el comercio de la zona.
Las trabajadoras del sexo también llenan esa zona, sobre la avenida Alejo García, hacia detrás de la Fundación Tesãi y el viejo Palacio de Justicia. Allí se drogan, y roban tranquilamente, sin ser molestados por las autoridades.
Algunos de ellos viven en el paseo central, bajo colchones viejos tirados o robados, pegados a los árboles, y permanentemente drogados. Otros se desplazan por las veredas y nadie puede cruzarse siquiera con ellos.
Los drogadictos son muy violentos, y cuando piden dinero, y la respuesta de la gente es negativa, actúan muy violentamente. Los comercios lógicamente se mantienen cerrados, ya que nadie iría a comprar de ellos si son recibidos de la manera en que ocurre, con precarias instalaciones que tienen a drogadictos abajo. Nadie hace nada para impedir que esta lacerante realidad siga.